DIEZ OBRAS INTEGRARON LA PROGRAMACIÓN DE LA BIENAL DE TEATRO DEL INTERIOR REALIZADA EN PAYSANDÚ Y VARIOS GRUPOS FUERON PREMIADOS
En su XVII edición la Bienal del Teatros del Interior, realizada en la cuidad de Paysandú contó este año con diez obras, cambiando las tradicionales nueve con que siempre se realizó. El jurado encontró un nivel alto y por eso decidió agregar una obra más. Las obras no fueron parejas, algunas muy despegadas del contexto general. Sin Fogón, La Farola, Babilonia y De Palmira se lucieron. Cerca de 3.500 personas concurrieron a las salas y más de 200 artistas de todo el país se hicieron presentes.
Crónica y crítica por: Myriam Caprile
Las obras que se presentaron, en jornadas que fueron realmente maratónicas para quienes quisieron ver todo. Las obras que llegan a la Bienal fueron seleccionadas durante el año, en distintas regionales de las que participan todos los grupos de la Asociación de Teatros del Interior (ATI).
Cómo siempre, desde hace ya casi treinta años, Paysandú nos recibió con sus brazos abiertos. Un placer especial poder recorrer sus calles y reencontrarse con amigos que generalmente podemos ver cada dos años.
El viernes 4 comenzó la Bienal con cuatro espectáculos: “La edad de la ciruela”, por el Grupo Eslabón de Canelones, continuando con “Crónica de un secuestro” por el grupo La Farola. Luego Gruteca presentó “David que no fue Brenda” y finalmente el locatario TIP presentó “El loco Julio”.
El sábado la jornada comenzó en la mañana con el grupo De Palmira que presentó “Señora Macbeth” en un espacio no convencional. Continúo con Si porque si de Maldonado con la obra “Terapia” y finalizó con el grupo coloniense Del Patrimonio con “Barbarie vs. Civilización”.
Luego una cena de gala con entrega de premios, que otorgó el jurado nombrado por la ATI para la ocasión.
El domingo llegó con el grupo de Fray Bentos, Sin Fogón que presentó su versión de la obra de Florencio Sánchez, “Canillita”, y siguió con el Círculo de Teatro de Dolores con la obra “El pan nuestro de cada día” y el cierre llegó con un grupo de El Pinar (Canelones) en una versión renovada de “El circo olvidado”, obra que presentaron en la playa durante el pasado verano.
Cabe señalar, que esta Bienal reunió a más de doscientos treinta artistas de todo el país y que contó con más de 3.500 espectadores a las obras que se realizaron en los teatros: Florencio Sánchez y Arteatro, así como en el Salón 1930.
LOS PREMIADOS DE LA BIENAL
Mejor Espectáculo
GRUPO: BABILONIA
Obra: EL CIRCO OLVIDADO
Mejor Dirección– Compartido
ROBERTO BUSCHIAZZO
Grupo: SIN FOGÓN
Obra: CANILLITA
JULIO LÓPEZ
Grupo: LA FAROLA
Obra: CRÓNICA DE UN SECUESTRO
Mejor Actor–Compartido
CARLOS DANIEL LAPAZ
Grupo: TEATRAL CARDONA (GRUTECA)
Obra: DAVID QUE NO FUE BRENDA
BRUNO GEA
Grupo: LA FAROLA
Obra: CRÓNICA DE UN SECUESTRO
Mejor Actriz—Compartido
PATRICIA PEREYRA
Grupo: ESLABÓN
Obra: LA EDAD DE LA CIRUELA
MARIANA MAESO
Grupo: BABILONIA
Obra: EL CIRCO OLVIDADO
Mejor Escenografía
CARLOS ARÉVALO
ALEJO BUYSSE
Grupo: BABILONIA
Obra: EL CIRCO OLVIDADO
Mejor Maquillaje
JORGE AÑÓN
Grupo: BABILONIA
Obra: EL CIRCO OLVIDADO
Mejor Iluminación
CAROLINA PEREYRA
Grupo: ESLABÓN
Obra: LA EDAD DE LA CIRUELA
Mejor Vestuario
Grupo: SIN FOGÓN
Obra: CANILLITA
Mejor Ambientación Sonora
NEY PERAZA
Grupo: Babilonia
Obra: EL CIRCO OLVIDADO
Mejor Elenco-Compartido
Grupo: LA FAROLA
Obra: CRÓNICA DE UN SECUESTRO
Grupo: SIN FOGÓN
Obra: CANILLITA
Mejor texto original ATI
LORENA ROCHÓN
Grupo: Del Patrimonio
Obra: BARBARIE VS. CIVILIZACIÓN
Revelación ATI
EZEQUIEL ECHEVERRÍA
Grupo: JUAN ÁNGEL
Obra: MARTÍN PESCADOR
LO QUE NOS DEJÓ LA BIENAL
Tres obras quedaron bien despegadas del resto y una cuarta sorprendió por su estética y por ser la ópera prima de la directora que se animó con una pieza de Shakespeare.
El Grupo Sin Fogón, bajo la dirección de Roberto Buschiazo puso en escena una fantástica versión de la obra de comienzos del siglo XX “Canillita” de Florencio Sánchez.
Con la estética de los periódicos del 900, en blanco y negro, con una escenografía minimalista y un vestuario en los colores de los diarios, le dieron a la puesta un espectacular dinamismo.
Con coreografías y movimientos tal títeres con hilos invisibles la historia va transcurriendo con muy acertadas actuaciones de todo el elenco y con cuidados momentos que hablan de la injusticia, de la violencia, de las mentiras y el sometimiento.
Pero sobre todo, esta puesta sorprendió por ser para todo público, desde el adolescente al adulto mayor, con un lenguaje agiornado, además de saber muy bien el director cómo mantener expectante a todos, aún a quienes conocen muy bien la clásica historia y su final.
Un elenco parejo, muy bueno y con momentos muy logrados. Una iluminación fundamental en el ir y venir de los personajes. La voz trabajada de los actores y la estética del planteo escénico hicieron que a nuestro entender este fue el mejor espectáculo que nos dejó la Bienal 2019.
UN SECUESTRO INTIMISTA
En un segundo lugar, habría que poner a dos piezas bien diferentes: un drama y un homenaje al Circo Criollo un género netamente rioplatense.
La Farola puso en escena “Crónica de un secuestro”, con muy buenas actuaciones de los tres artistas sobre el escenario, incluido el director que no deseaba hacer la doble función, pero compuso a un ser totalmente creíble y revulsivo para los espectadores, pero impecable para la historia.
Un elenco más que parejo, se mete en el secuestro de un hombre que parece no tener motivo para haber sido elegido, pero a medida que se van cayendo las vendas de la hipocresía el espectador va comprendiendo que ese secuestro no fue por dinero, su cometido era mayor…
Nuevamente, como en la Bienal anterior, se destaca el trabajo de Bruno Egea, el secuestrado. Y los secuestradores son el complemento necesario para atrapar al público en un entorno intimista y oprimido.
CIRCO CRIOLLO INOLVIDABLE
“El circo olvidado” nos lleva al comienzo del siglo XX con una historia de familia y varios entremeses al estilo del circo criollo, modalidad que dio nacimiento al teatro uruguayo. La autora Alejandra Weigle es también la directora y la maestra de ceremonia del Circo. Por su parte Eduardo Migliónico recuerda al célebre actor de aquellos años Pepino, rindiendo homenaje con su trabajo. El elenco es parejo, destacándose el trabajo de Silvina Migliónico, quién siendo muy joven logra hacer una abuela entrañable y divertida. El elenco se completa con Diego Balliva, Mariana Maeso, Mateo Silva, Antonio de la Peña y Ernesto Díaz.
El circo criollo es original del Río de la Plata, donde se supo combinar el circo con el teatro y este “Circo Olvidado” centra su historia en “los olvidados”, los marginados que se expresarán a través del humor, la fantasía y la magia circense.
Acostumbrados a trabajar muy cerca de su público aquí hicieron la puesta en forma frontal, en un escenario tradicional, luego de años en escenarios no convencionales. En la bienal de 2017 fueron quienes se llevaron el premio Florencio.
Trabajan con máscaras y maquillajes inspirados en la comedia del arte italiana así como en el carnaval uruguayo.
Al comienzo se suceden pequeñas historias circenses con grandes logros de todo el elenco.
El grupo sabe mantener la atención de público por casi dos horas, con participaciones y música en vivo, así como el acercamiento al público, dándose extrañas situaciones que enriquecen las historias.
La obra central, tiene que ver con una familia y sus miserias. Un hombre jubilado, su esposa, dos hijos (varón y mujer) y la madre del hombre, todos bajo un mismo techo, y sin dinero. Situaciones alocadas con un hijo desfachatado dispuesto a todo por dinero, una hija que el pone mucho color a todo. Un trabajo muy bien logrado de la actriz, que provoca risa en todos. También como otros actores se desdobla en más de un personaje con gran soltura.
La escenografía es netamente un homenaje al circo criollo, y antes de entrar al teatro ya se tiene un adelanto que lo que está por llegar.
Un espectáculo más que digno para culminar una Bienal, dejando a todos con muy buena energía y bailando en la calle.
UNA REVELACIÓN
Una verdadera revelación fue “Señora Macbeth” por el grupo De Palmira, con dirección de Mercedes Rusch, quien hace su debut con esta pieza de Shakespeare.
La directora supo resolver con cuatro mujeres las terribles situaciones por las que pasa la obra “Macbeth”. Centró la atención en las “brujas o apariciones”, para contar lo que sucede en el reino, y como sucede con los grandes clásicos esas situaciones no tienen tiempo ni lugar, son atemporales por lo tanto actuales.
Rusch buscó un lugar no convencional, el sótano del teatro Florencio Sánchez, para poder montar esta pieza que habla sobre lo que se es capaz de hacer el hombre por el poder. Las muertes y desapariciones en el camino a la meta. Las tres actrices que componen a las “brujas” (una rubia, una morocha y una pelirroja) componen con gran soltura a estos seres que en esta versión no son feas sino sumamente sensuales.
Si bien le falta algo de fuerza a quien se mente en la piel de la Señora Macbeth, las “brujas” le dan esa fortaleza y maldad necesaria al personaje, que aquí se muestra con algo de ingenuidad.
Un gran logro es la escenografía móvil, que se desplaza por el escenario, a nivel del público. También el fantasma que atormenta a la Señora Macbeth está realizado de forma muy creativa y la oscuridad del recinto donde se representó fue parte de la escenografía.
El público tan cercano se vuelve cómplice de lo que sucede en ese reino que puede ser lejano, o tan cercano como todos están de Lady Macbeth.
Un trabajo cuidado y bien realizado por las actrices con la directora, que supo muy bien lo que deseaba lograr.
LOS OTROS
De los restantes espectáculos se puede mencionar el trabajo del grupo Si porque Si, de Maldonado, que presentó “Terapia”, con dos buenos actores en el viejo juego de víctima y victimario, en los roles de un terapeuta y su paciente. Y donde la víctima es la locura o la cordura. Con momentos de gran humor y otros para la reflexión. Una escenografía que tiene que ver con las famosas “manchas” que utilizan los psicólogos así como las líneas que confunden entre el adentro y el afuera.
Leonardo Limongi es el terapeuta… quien va dando distintas forma a su personaje a medida que avanza la obra, de Martín Giner, con dirección de Ángeles Arenas.
Gabriel Martínez es el paciente… con un complejo de Edipo muy grande, motivo que lo lleva a consultar a un terapeuta. Una comedia con mucho humor, pero que toca temas como la soledad, la familia, los deseos y la sexualidad y mucho más.
Esta pieza puso humor a la tarde del sábado, fue muy disfrutable.