MURIÓ PERIODISTA CULTURAL QUE MARCÓ A VARIAS GENERACIONES: ROSALBA OXANDABARAT

Hace siete días el Festival de Cinemateca Uruguaya la homenajeo, y esta semana supimos de su fallecimiento. Compartimos muchos festivales de cine con Rosalba Oxandabarat y también algunos cierres de página, en distintos medios escritos, siempre tratando de llegar con toda la información a los respectivos lectores. Alfredo Goldstein trabajó junto a ella y la conoció mucho mejor, por eso PlateaVip.com.uy le solicitó poder publicar sus palabras sobre esta mujer tan especial, porque la recuerda como pocos.
Escribió Alfredo Goldstein en su cuenta de Instagram: “No puedo pensar en Rosalba si no es en presente. Quiero creer que sigue viendo todo el cine que puede. Quiero creer que tengo que seguir insistiendo para que vaya a ver alguno de los espectáculos que hago. Quiero creer que está ahí, con el cigarro en la mano, con esos silencios que prevén una risa socarrona o una frase lapidaria que siempre tiene su razón de ser. Los ojos a veces entrecerrados, un decir absolutamente personal e intransferible, un humor a prueba de balas, una solidez intelectual que le permite ver a su alrededor lo importante que pasa, que pasó o que pasará.
Ya lo sé. No tendremos más sus artículos de rica escritura. Su cariño expresado en frases sintéticas, como el último mensaje que me envió y que me lo guardo en el recinto interior que merecen las caricias recordadas. Sus latigazos verbales que expresaban las opiniones fundadas y sin adornos.
Rosalba Oxandabarat es y fue un lujo para la prensa uruguaya. Un lujo que gozamos quienes trabajamos con ella, quienes discutíamos y peleábamos el espacio de las páginas de Brecha, porque para cada uno lo que escribía era siempre prioritario. Y Rosalba te decía las cosas bienvenidamente sin anestesia. Pero al mismo tiempo, desbordaba ternura, comprensión, lucidez, amor por lo que hacía.
Nos vimos poco después de su salida de Brecha. Pero recuerdo una velada serenamente encantadora en la casa de Ana Inés (Larre Borges). O muy especialmente aquella noche de fin de año, cuando me invitó a su casa, con su familia, para que no estuviera solo.
Me da mucha bronca no poder continuar la dulce y punzante esgrima verbal con Rosalba. Esas salidas tajantes y precisas de alguien que ha recorrido la vida sorbiéndola sin dejar ni una gota en el vaso.
No pude estar en su cumple sorpresa número ochenta, aunque Wikipedia la vuelva coquetamente más joven. Igual la juventud en Rosalba iba por otro carril. Sus ojos brillaban y seguramente siguen brillando expectantes cuando se apagan las luces de una sala de cine y empieza la otra magia, esa que compite una y otra vez con la que vibra en la cotidianidad.
Por todo eso y mucho más, querer a Rosalba era y es muy fácil. Y seguirá siéndolo. En el Cinema Paradiso de la pantalla o en el de la vida”.